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El empresario Elon Musk, ha lanzado una nueva advertencia sobre el cambio climático y sus efectos catastróficos. Sin embargo, esta vez su mensaje no se centra en la falta de agua, sino en un recurso aún más vital para la vida moderna.
Según Musk, quien ahora también forma parte del gobierno de Donald Trump, el mundo está al borde de una “sequía eléctrica”.
Durante su participación en el evento Bosch Connected World, el magnate alertó que la producción de energía no será suficiente para cubrir la creciente demanda.
¿La crisis se puede frenar?
Musk fue contundente: la demanda de electricidad crece de manera descontrolada y las infraestructuras actuales no podrán sostener el ritmo.
Según sus cálculos, el consumo de energía impulsado por la IA se multiplica por diez cada semestre, lo que podría generar apagones masivos y una crisis sin precedentes.
Este déficit energético no solo afectará el día a día de las personas, sino que podría frenar el desarrollo tecnológico y retroceder décadas de avances. Sin suficiente electricidad, la industria, el comercio y la tecnología se verán gravemente impactados.
El problema no es solo la falta de energía, sino la infraestructura necesaria para distribuirla. Musk advirtió que el mundo enfrenta una escasez de transformadores de potencia y reductores de tensión, componentes esenciales para mantener la red eléctrica estable.
Además, la creciente digitalización y automatización hacen que cada vez más procesos dependan de un suministro energético continuo. La IA, en particular, requiere enormes cantidades de electricidad para entrenar modelos y operar sistemas avanzados.
¿Cómo podemos enfrentar el desafío?
Ante esta crisis, gigantes tecnológicos como Google, Microsoft y Amazon ya están tomando medidas para asegurar su abastecimiento energético.
Sin embargo, enfatizó que la solución no puede depender solo de empresas privadas, sino que se necesita una respuesta coordinada entre gobiernos, industrias y comunidades para evitar el colapso del sistema eléctrico global.
El ultimátum de Elon Musk es claro: si no se toman acciones urgentes, la próxima sequía no será de agua, sino de electricidad, y el impacto podría ser devastador para la humanidad.