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El secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, afirmó que el gobierno actuará con “sangre fría y firmeza” ante la imposición de aranceles del 25% al acero y aluminio por parte de Estados Unidos. Esta medida, implementada por la administración del presidente Donald Trump, ha generado preocupación en diversos sectores económicos de México.
Ebrard anunció que, a partir del 14 de marzo, se iniciarán consultas con empresarios de las industrias automotriz, del acero y del aluminio para evaluar las acciones a seguir. El objetivo es diseñar estrategias que protejan a las empresas y los empleos mexicanos afectados por estos aranceles. El secretario enfatizó que no se tomarán medidas precipitadas, sino que se actuará con cautela y determinación.
¿Qué hará México ante la imposición de aranceles?
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha decidido no imponer aranceles recíprocos de inmediato, optando por esperar hasta el 2 de abril para tomar una decisión definitiva. Esta postura busca evitar una confrontación arancelaria directa y mantener abiertas las vías de negociación con Washington.
La industria siderúrgica mexicana, siendo el segundo mayor proveedor de acero para Estados Unidos, se ve significativamente afectada por estos aranceles. Sectores como la construcción, la metalmecánica y la automotriz podrían enfrentar repercusiones económicas considerables. El gobierno mexicano busca exenciones basadas en el superávit comercial de Estados Unidos y el cumplimiento de acuerdos previos, con la esperanza de mediar en este conflicto y evitar mayores impactos económicos.
Además, funcionarios mexicanos, encabezados por Ebrard, han viajado a Washington para negociar y buscar un acuerdo que evite la imposición de estos aranceles. La estrategia del gobierno mexicano es evitar una confrontación arancelaria directa y, en cambio, buscar exenciones basadas en el superávit comercial de Estados Unidos y el cumplimiento de acuerdos previos.
La administración de Trump justifica estos aranceles como una medida para revitalizar la industria estadounidense y reducir el déficit comercial. Sin embargo, expertos señalan que esta acción podría tener efectos negativos en el mercado estadounidense y afectar a los consumidores y empresas, especialmente en la industria automotriz.
Ebrard reiteró que la estrategia de “sangre fría y firmeza” es la mejor opción para enfrentar esta situación y proteger los intereses de México. El gobierno continuará las negociaciones con Estados Unidos y colaborará estrechamente con la industria nacional para mitigar el impacto de los aranceles y buscar soluciones que beneficien a ambas naciones.
En conclusión, México enfrenta un desafío significativo con la imposición de aranceles al acero y aluminio por parte de Estados Unidos. La respuesta del gobierno mexicano, liderada por Ebrard y respaldada por la presidenta Sheinbaum, se centra en la prudencia y la firmeza, buscando soluciones diplomáticas que protejan la economía nacional y mantengan una relación constructiva con su principal socio comercial.