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Las nuevas tecnologías “proporcionan un gran poder y nos exigen la responsabilidad de utilizarlas y aprovecharlas de forma adecuada; la capacidad de la inteligencia artificial (IA) afecta la forma en que comprendemos nuestro entorno, incluso en cómo establecemos nuestras relaciones personales, alertó el investigador emérito de la UNAM, Jaime Urrutia Fucugauchi, al apremiar en fortalecer la educación a las próximas generaciones en el tema.
Eventualmente, existe el riesgo de perder la capacidad de definir qué es lo que realmente queremos, y si nos guiamos por lo que nos está dando tendremos un problema serio, de ahí la trascendencia de generar crítica y autocrítica en las nuevas generaciones a través de la educación, clave para seguir avanzando”, prosiguió el también consejero de Fundación UNAM.
En la conferencia “Inteligencia artificial y las relaciones sentimentales”, Carlos Ignacio Hernández Castellanos, investigador del Instituto de Investigaciones en Matemáticas y en Sistemas (IIMAS), remarcó que la IA “llegó para quedarse” y “sin duda, habrá gente u organizaciones interesadas en generar ese tipo de producto o servicio, pero dependerá de nosotros saber en dónde poner ese límite; es decir, “entre vivir en ese mundo virtual o en la parte real en donde podemos estar en desacuerdo con alguien”.
Reconoció que tiene numerosos aspectos positivos. “No todo es negativo”, algunos de sus usos dependen de la perspectiva y necesidad que tengamos, pero debemos ser críticos porque esta herramienta tecnológica nos facilita las actividades, por ejemplo los correctores ortográficos y gramaticales, lo que nos llevaría a perder esa capacidad, aunque nos hace más sencillas esas tareas.
“Platicar con una inteligencia artificial servirá como espejo, me va a validar, entonces puedo utilizarla para ser crítico conmigo mismo, para ver posibles fallas en mis argumentos. El detalle está en no dejarnos perder y solo seguir el camino como sustituto de la realidad”, recalcó.
Araxi Urrutia, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, señaló que podría generar una situación de aislamiento de ideas y argumentos. De hecho, ocurre desde antes con nuestra interacción con Chatbox, o con las redes sociodigitales donde terminamos interactuando con otras personas que piensan como nosotros y nos vamos aislando de los argumentos que confrontarían nuestras ideas.
La especialista en Bioinformática precisó que la IA se utiliza para generar contenido, pero también está detrás de los algoritmos que estudian nuestro comportamiento en internet para seleccionar la publicidad a la que nos va a exponer en las diversas plataformas provocando una disminución en la interacción presencial con otros seres humanos.
Para ello, abundó, se requiere cierta regulación por parte del gobierno, pero también es necesario disminuir la dependencia de docentes y estudiantes, en todos los niveles, del uso de computadoras y otros dispositivos y regresar a una interacción no mediada por estas tecnologías que permita una transmisión de conocimiento que invite a la reflexión y genere un pensamiento crítico.
Eduardo Morales, investigador del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica, y experto en aprendizaje computacional y robótica, destacó que en los últimos años la inteligencia artificial ha experimentado un desarrollo acelerado con impacto en todas las áreas del conocimiento. Se espera que ello continúe, “pues tiene el potencial de brindar grandes beneficios; sin embargo, debemos asegurarnos de que lo haga bien”.